Un informe alerta que los impactos masivos de las sequías inducidas por el ser humano apenas comienzan a manifestarse, con una reducción de los niveles de los embalses y menos rendimiento agrícola. Los autores abogan por la restauración del suelo, la gestión sostenible de tierras y del agua y las prácticas agrícolas respetuosas con la naturaleza para hacerle frente.

 

Durante la segunda jornada de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), la Convención de la ONU de Lucha contra la Desertificación (CNULD) presentó en un informe los últimos datos relacionados con la sequía, los cuales apuntan a "una emergencia sin precedentes a escala planetaria, en la que los impactos masivos de las sequías inducidas por el ser humano apenas están empezando a manifestarse".

El Retrato global de la sequía “revela la urgencia de esta crisis y el imperativo de aumentar la resiliencia (...) en todo el mundo”, declaró el secretario ejecutivo de la Convención.

“Necesitamos una transformación profunda para hacer frente a sequías que cada vez son más frecuentes y graves, reduciendo los niveles de los embalses, hundiendo el rendimiento agrícola, afectando la diversidad biológica y extendiendo las hambrunas”, añadió Ibrahim Thiaw.

El informe fue elaborado en colaboración con la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía (IDRA).

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