Por Abog. Buccico Evaristo.

  
 
Dice uno de los dichos populares que quien se quema con leche ve una vaca y llora, pareciera que las excepciones existen hasta para las sabidurías populares.

El Concejo Deliberante de Gral. Pueyrredon se avecina a aprobar en los próximos días, con votos del oficialismo y probablemente algún aliado circunstancial, un pliego de licitaciones que no cambia en lo estructural un sistema de transporte atrasado, poco eficiente, caro y monopolizado.

Líneas que no llegan hasta los barrios de las periferias, en una ciudad que crece sin una planificación. Un sistema que sigue siendo poco claro a la hora del cálculo del boleto. Una actualización de la flota de transporte que cumpliría parcialmente con las necesidades para personas discapacitadas y no trata la cuestión ambiental como una necesidad para las nuevas unidades. Controles del Estado que repiten los errores de estos 15 años en un transporte que es un sistema estatal concesionado a empresarios privados y por lo tanto requiere de un control minucioso por parte de la municipalidad.

Los tiempos del pliego realmente llaman la atención, hemos esperado 15 años para poder debatir cómo construir un transporte público, accesible y eficaz en nuestra ciudad. No solo no existen estos debates, si no que el pliego se estipula en caso de que el Concejo dé el visto bueno, para los próximos 20 años, con una posibilidad de prórroga de 5 años más. Es decir, de aprobarse este año la próxima oportunidad de debatirlo será en el año 2041 en el mejor de los casos. Pareciera que deberíamos tomarnos el tiempo necesario para debatirlo, ya que, una vez aprobado, faltará mucho para poder replantearlo.

Cuando se debatió el código de publicidad, se propuso desde la Federación Universitaria Marplatense, con un estudio de costos de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y el respaldo de la UNMdP que con las publicidades en lunetas traseras de los colectivos y las del interior se podía financiar el 70 por ciento de los boletos estudiantiles universitarios, como una manera de otorgar el beneficio sin afectar la tarifa del resto de los usuarios. El código se aprobó, la publicidad comenzó a verse en las unidades de transporte, el boleto estudiantil siguió sin financiamiento.

Hoy en una nueva oportunidad para este debate no se habla de boleto estudiantil, ni de boleto obrero, tampoco se toma con suficiente importancia el boleto complementario, para aquellos vecinos que muchas veces se tienen que tomar dos colectivos para llegar a sus tareas habituales. 

El boleto combinado es un sistema que funciona en muchas ciudades de nuestro país, siendo Mar del Plata una de las ciudades con densidad demográfica más importante, seguimos sin modernizar nuestro sistema de transporte. Solo se habla de tres puntos en el pliego en discusión, en una ciudad de extensión y población de las más importantes del interior, donde se podrá realizar algún tipo de transbordo.  El sistema de transporte debería ser parte de una mirada general que instale a nuestra ciudad como un polo educativo y tecnológico regional, los debates pendientes parecen ser simplificados, el árbol nos tapa el bosque una vez más.

No existen en el pliego cláusulas antimonopólicas, cómo podemos pensar que los mismos concesionarios que durante 15 años han fallado sistemáticamente en el cumplimiento, son quienes nos van a solucionar en los próximos 25 años los problemas existentes y los sobrevinientes. Al menos sería interesante pensar en que no monopolicen la totalidad del transporte y podamos tener nuevos empresarios, con mejores prácticas y con una mirada no solo de llevarse ganancias producto de la licitación, sino también de prestar un servicio acorde a las necesidades de nuestros vecinos y vecinas.

Para finalizar hay que decir que todo esto se debate en medio de una Pandemia, sin la posibilidad de discutir ampliamente con los vecinos y vecinas de la ciudad de manera presencial las necesidades que los aquejan. Pareciera ser que el oficialismo ve una oportunidad en medio de la crisis pandémica, ya que en otras circunstancias de "normalidad" probablemente otro sería el escenario para la votación, las críticas al transporte público por parte de la sociedad, se sabe, es amplia y justificada. No se puede encontrar explicación en que un puñado de reuniones de zoom sean el debate democrático participativo que necesitamos para una instancia de la importancia que estamos viviendo. El oportunismo político es evidente.

15 años pasaron para llegar a este momento. Finalmente podemos replantear quién, cómo y de qué manera queremos que funcione nuestro transporte público de pasajeros. 15 años, otra oportunidad perdida.

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