El encargado de velar por el cumplimiento de los derechos humanos en el mundo ve con temor cómo la propaganda en favor de la guerra avanza por todas partes, mientras el concepto de soberanía se retuerce para encubrir la impunidad o tener la propiedad sobre las personas. Todo ello, mientras los Estados se retiran de los órganos multilaterales que permiten el diálogo y el entendimiento.

El Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos ha dibujado este lunes un panorama sombrío en todo el mundo donde la glorificación de la violencia y la erosión del derecho internacional avanzan a grandes pasos.

En una intervención ante el Consejo de Derechos Humanos, Volker Türk lanzó una crítica esclarecedora sobre la situación.

"La propaganda pro-guerra está en todas partes, desde desfiles militares hasta una retórica intensificada. Lamentablemente, no hay desfiles de la paz, ni Ministerios de la Paz", afirmó, subrayando la ausencia de instituciones dedicadas a promover la concordia en un mundo que se militariza.

La piedra angular de su intervención fue una defensa del multilateralismo y la errónea redefinición de la soberanía nacional que no debe ser vista como un escudo contra el escrutinio internacional o para encubrir la impunidad, sino como la base misma de un sistema de cooperación del que todos dependen.

"La Carta de la ONU dio a luz una nueva era geopolítica al consagrar la igualdad soberana de los Estados. La soberanía nacional es el fundamento de las instituciones multilaterales y del derecho internacional", afirmó.

Subrayó que cuando los Estados firman acuerdos internacionales, "están ejerciendo su soberanía nacional, no limitándola", y que con esa soberanía viene la responsabilidad de proteger los derechos de su pueblo, no lo contrario. "La soberanía no significa tener la propiedad sobre las personas", sentenció.

Advirtió sobre la tendencia "preocupante" de retirada de los marcos multilaterales, citando ejemplos como la salida de EE.UU. del Acuerdo de París y del Consejo de Derechos Humanos, las sanciones contra magistrados de la Corte Penal Internacional por parte de Rusia y EE.UU., y la retirada de varios países europeos (Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania y Polonia) del Tratado de Ottawa sobre minas terrestres.

"La red de cooperación global y regional cuidadosamente elaborada durante décadas para el bien común se está debilitando", lamentó.

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