La Regional de la UITA publicó un informe que denuncia las condiciones laborales a las que están sometidos trabajadores de las zonas arroceras en Uruguay.

 

“Los casos son muchos, aunque solo unos pocos han salido a luz, producto de que muy pocas son las personas que han osado denunciarlos. Por miedo a perder el trabajo, por ejemplo, o a pagar consecuencias de otro tipo, porque los dueños de los arrozales son como señores feudales que imponen su ley en esas zonas a propios y a extraños”, sentenció la investigación de Daniel Gatti.

En ese sentido, el informe reveló que se ha presentado una evolución de enfermedades muy similar entre los trabajadores, con síntomas como dificultades para respirar, dolores en pecho y espalda, náuseas, vómitos, desmayos. Incluso para sobrevivir, muchos dependen de un respirador, están postrados y por supuesto incapacitados para trabajar y dependen más de la solidaridad que de un Estado que, de una manera u otra, les ha dado la espalda.

La regional difundió testimonios de trabajadores de distintas arroceras de ese país, destacando que a pesar de que, se han multiplicado recientemente los casos de cáncer, alergias y enfermedades respiratorias, no hay ninguna investigación oficial alguna para determinar su origen, a pesar de que existen estudios universitarios y médicos que las relacionan con el contacto con los agrotóxicos.

“No tenía problemas para andar. En el recorrido podía ver que a ambos lados de la ruta había cultivos de arroz y era normal ver los aviones o los mosquitos haciendo su trabajo. Poco a poco empecé a aguantar distancias más cortas en bicicleta. Ya no iba tan lejos, me costaba ir y volver del trabajo. No era deportista, pero sí un aficionado de la bicicleta y no podía creer lo que me estaba pasando”, sentenció una de los entrevistadas. (Mundo Gremial)