Eliminar el carbón de la red eléctrica es el paso más importante para lograr reducir el cambio climático.

 

Esto significa que el uso global de carbón en la generación de electricidad debe para 2030 caer un 80% por debajo de los niveles en los que se usaba en 2010. Además, no es solo una medida ambiental adecuada, también lo es económicamente hablando: más de la mitad de la capacidad renovable agregada en 2019 logró menores costos en la generación de energía que las nuevas plantas de carbón más baratas.

En su intervención ante la Cumbre Global de la Alianza para Eliminar el Carbón, auspiciada por el Reino Unido, el Secretario General de las Naciones Unidas explico que, en el último año, en medio de una pandemia, muchos dirigentes de los sectores público y privado se comprometieron para alcanzar cero emisiones netas para mediados de siglo.

Este impulso en favor del clima “ofrece una cierta esperanza”, aseguró António Guterres que, sin embargo, recordó que el viernes pasado, la secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático publicó un informe cuyas conclusiones “no fueron buenas”, pues los países están muy lejos de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados, e idealmente en los 1,5 grados centígrados.

“Tenemos un largo camino por recorrer”, aseguró el titular de la ONU, pero destacó que aún estamos a tiempo de conseguirlo “si tomamos medidas inmediatas para acabar con los combustibles fósiles más sucios, más contaminantes y, sí, cada vez más costosos de nuestros sectores energéticos”.

En este sentido, destacó que la eliminación progresiva del carbón del sector eléctrico “es el paso más importante que debemos conseguir en consonancia con el objetivo de los 1,5 grados”.

Luego, explicó que la progresiva eliminación del carbón significa que su uso en la generación de electricidad debe caer un 80% por debajo de niveles de los de 2010 para 2030.