Por Adrián Freijo.

 

Los radicales van a las urnas para elegir autoridades. Tras lo ocurrido en Córdoba quedó claro que la UCR está dividida en mitades y con el fantasma de un cisma sobrevolando.

El domingo habrá un solo ganador y la conducción de la UCR quedará en manos del jefe del bloque de Juntos por el Cambio en la Legislatura provincial, Maximiliano Abad, o del intendente de San Isidro, Gustavo Posse.

Abad es respaldado por el exvicegobernador Daniel Salvador y 30 de los 32 intendentes, por un lado. A nivel nacional lo apoyan decididamente el cordobés Mario Negri, el mendocino Ernesto Sanz, el jujeño Gerardo Morales, el formoseño Luis Naidenoff y el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés. 

Aquí en Mar del Plata pocos son los que dudan del triunfo cómodo de este sector, aunque en otros lugares de la provincia -las secciones electorales del conurbano norte son el ejemplo más concreto- las cosas pueden estar pintando para otro rumbo. Bien los saben Abad y los suyos, que no dejan de observar lo ocurrido hace pocas horas en Córdoba donde la lista oficialista, Convergencia Radical, con el activo apoyo de Mario Negri y Ramón Mestre -hasta no hace mucho dueños absolutos de la voluntad de los boina blanca de la provincia-  se impuso con el 58% en las elecciones internas frente a Rodrigo de Loredo, candidato del espacio Sumar que contó con el aval de quienes encarnan la oposición en Buenos Aires y que se adjudicó el 42% de los votos.

Para muchos una victoria pírrica que deja en evidencia lo extendido y profundo del debate que hoy atraviesa al centenario partido. 

En la otra vereda bonaerense está parado Gustavo Posse, quien tiene el apoyo del senador Martín Lousteau, quien se afilió a la UCR a fines de noviembre de 20; el dirigente Enrique «Coti» Nosiglia y el diputado nacional Emiliano Yacobitti. Claro que en este espacio «meten la cuchara» dirigentes de otro cuño como el multifacético sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo, viejo socio de Nosiglia y siempre dispuesto a cualquier intervención que le sirva para alimentar su poder.

Y también se lo ha visto revoloteando en las inmediaciones al José Luis «Chupete» Manzano, el viejo armador peronista que de tanto hacer negocios (políticos) con Nosiglia terminó convertido en empresario poderoso y socio del Monje Negro radical. Y que ahora teje para él en este incipiente armado entre históricos de ambos partidos.

Ocurre que la «dupla demoníaca», como en el ambiente político se conoce a Nosiglia y Barrionuevo desde los tiempos de la presidencia de Alfonsín en los que ya compartían negocios e influencias, apuesta  que este sector consiga el triunfo, se acerque al polo peronista que están conformando Emilio Monzó, Joaquín de la Torre, la esposa del pope sindical, Graciela Caamaño, el ex gobernadorr salteño Juan Manuel Urtubey, hoy bastante devaluado en el espacio y hasta el hoy antikirchnerista Guillermo Moreno y así discutir en Juntos por el Cambio espacios de poder y, por supuesto, lugares en las listas para octubre. Dicen las malas lenguas que Patricia Bullrich no estaría ajena a esta operación de pinzas tendiente a desplazar en lo inmediato al ala dialoguista de la UCR y de paso limitar el avance del polo Horacio Rodriguez Larreta-María Eugenia Vidal que pretende quedarse con la lapicera a la hora de elegir nombres.

Y no se andan con chiquitas a la hora de disparar munición contra el adversario: Posse responsabilizó a Salvador y su corriente de haber sido sumiso ante el avance del macrismo en la coalición Juntos por el Cambio. “El radicalismo fue sumiso y servil durante los últimos cinco años”, dijo.

Para quien encabeza la Lista 14 bautizada como “Protagonismo Radical”, la conducción que está a punto de dejar su mandato en la UCR bonaerense no fue capaz de “emitir siquiera un sonido” cuando el macrismo impuso su poderío en la coalición.

Claro que desde el otro lado tampoco fueron muy piadosos con el intendente de San Isidro. Daniel  Salvador, el actual presidente del Comité Provincial,  contestó afirmando que Posee “abandonó” la UCR “en reiteradas oportunidades para sumarse al kirchnerismo, el massismo y otras fuerzas políticas. Él es uno de los grandes responsables de la crisis del radicalismo». 

“Sin ninguna duda, la construcción de un relato para hacer campaña y desprestigiar a correligionarios no viene de la mano de los valores de la UCR. Seguramente lo habrá aprendido durante su intenso paso por el kirchnerismo”, escribió en sus redes sociales. Para terminar afirmando que “es tan claro el fortalecimiento de la UCR en la Provincia que hasta el intendente Posse está disputando su presidencia. Sino fuera así, ya estaría buscando un nuevo partido para seguir aferrado al poder”.

No hace falta esforzarse demasiado para observar en el horizonte el riesgo de un sisma, uno más, en la larga historia de divisiones intemperantes de la UCR. Quienes salgan derrotados en la provincia seguramente no aceptarán mansamente los resultados salvo, claro está, que la diferencia en los guarismos sea de semejante magnitud que los obligue a buscar el camino del silencio. Pero nada indica que vaya a ser así…

Y por si esto despertase poca ansiedad en el panorama político actual, un triunfo del sector encabezado por Abad serviría para mantener la actual relación de poder en la principal coalición opositora mientras que una derrota y el ascenso de la dupla Posse-Lousteau abriría el juego a intrincadas alianzas que pueden resultar explosivas para el actual status quo de Juntos por el Cambio.

Como se ve es mucho lo que está en juego…y esta vez no alcanzará con gritar ¡¡¡calma radicales!!!.

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